domingo, 10 de enero de 2010

Los Rayos X y La Radioactividad

Poco ante de iniciar el siglo XX, el 8 de noviembre de 1895, Wilhelm Konrad Roentgen (1845-1923), un físico alemán, se encontraba trabajando con diversas sutancias usando el tubo de rayos catódicos, cuando descubrió una nueva clase de rayos. Cubrió el tubo con cartón y obscureció el laboratorio para poder observar mejor la nueva clase de rayos; despues de unos segundos observó que el cartón empezó a irradiar una luz intensa. Accidentalmente interpuso su mano entre el tubo y el cartón y pudo ver su mano reflejada en el cartón. Röentgen no tuvo idea de la naturaleza de los rayos que acababa de descubrir y los llamó rayos X los cuales tienen la capacidad de traspasar el papel, la madera y la carne, provocando la impresión de placas fotográficas. Este acontecimiento fortuito marcó una nueva era en la historia del hombre.

Ese mismo año, el físico fránces Antoine Henri Becquerel (1852-1908) estudiaba la fluorescencia; para ello, envolvía película fotográfica en papel negro, ponía unos cuantos cristales de la sustancia fluorescente encima del papel y colocaba después el papel bajo luz solar intensa. Si el brillo era similar a la luz ordinaria, no atravesaría el papel; por otra parte, si era parecido a los rayos X, atravesaría el papel negro y velaría la película.

Pero antes que pudiese aprender mucho más acerca de la fluorescencia, Becquerel hizo un importante descubrimiento accidental. Becquerel trabajaba con un compuesto de uranio. Cuando colocaba la película a la luz del Sol (que hacia fluorescer el compuesto), esta se velaba. Durante varios días nublados en los que no era posible exponer el material a la luz solar, Becquerel preparó varias muestras y las guardó en una gaveta. Para su sorpresa, la pelicular fotográfica se veló a pesar de que el compuesto de uranio no había sido expuesto a la luz solar. Por medio de otros experimentos demostró que la radiación que provenía del compuesto de uranio nada tenía que ver con el fenómeno de fluorescencia, sino que era una característica propia del elemento uranio.

De inmediato, otros científicos comenzaron a estudiar esta nueva radiación. Marie Sklodowska Curie le dio el nombre de radioactividad. Muy pronto los científicos mostraron que emanaban tres tipos de radiación de diversos elementos radioactivos. Rayos alfa (haces de partículas positivas), rayos Beta (partículas negativamente cargadas idénticas a las de los rayos catódicos - electrones-), y rayo Gamma (son una forma de energía similar a los rayos X que se utilizan en medicina, aunque con un poder de penetración aun mayor). Los descubrimientos que se hicieron a finales del siglo XIX prepararon el camino para el arribo de una imagen enteramente nueva del átomo. El nuevo concepto se desarrolló con rapidez durante los primeros años del siglo XX.

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